El miedo a la exclusión es el nuevo trastorno que agobia a los adolescentes: FOMO

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Las redes sociales estarían llevando a los jóvenes a experimentar «miedo a perderse algo», un síntoma que se manifiesta con la angustia por no ser parte de los eventos que los conocidos publican y no subir fotos propias ahí.

Perderse una fiesta, un concierto o el cumpleaños de un amigo puede desencadenar una rabia pasajera en un adolescente. Pero cuando las sensaciones llegan a una fuerte angustia se podría estar experimentando FOMO, acrónimo de «Fear of Missing Out» o «miedo a perderse algo», un síntoma que es cada vez más común entre los jóvenes y que está tomando fuerza en el área de la salud mental.

Quienes lo padecen sufren ansiedad al enterarse a través de redes sociales que sus amigos están disfrutando eventos que ellos se están perdiendo, algo que los hace desesperarse por asistir a todo lo que venga y publicar sus fotos en internet.

«El FOMO se ha incrementado debido a la capacidad de subir imágenes rápidamente, se ha multiplicado, y su intensidad ha aumentado la ansiedad y la depresión en algunos pacientes jóvenes que veo», dice a «El Mercurio» el doctor Erik Gregory, director ejecutivo de The Media Psychology Research Center (MPRC), una organización estadounidense que se dedica a investigar el impacto de la tecnología en la salud de las personas.

Gregory cree que se trata de una nueva variación de problemas más antiguos, como la comparación con el otro y el miedo a la exclusión social, pero que se ha transformado por la importancia que se le da al mundo digital. «Es una versión moderna del miedo a no ser parte de algo. En el pasado, quedarse afuera podía amenazar la propia supervivencia. Ese instinto aún existe, pero hoy su realidad es muy diferente».

Sentirse validado

La definición de FOMO fue incorporada al diccionario de Oxford en 2013, año en que el doctor Andrew Przybylski, de la Universidad de Essex del Reino Unido, publicó uno de los primeros estudios sobre el tema y descubrió que su padecimiento se asociaba a distracciones al conducir o al leer por uso del celular. Sin embargo, el concepto aún no está descrito en la clasificación de enfermedades mentales ni se ocupa como diagnóstico clínico, explica Viviana Hersovik, psiquiatra de la Clínica Las Condes. Sí se cataloga como un síntoma de malestar asociado al uso de redes sociales y que en Chile se puede observar en consultas adolescentes.

«Acá uno ve una preocupación real por estar perdiéndose lo que está pasando en un grupo de WhatsApp. Es peor aún si siente que lo están dejando fuera del grupo o si se están poniendo de acuerdo para una salida y no lo han invitado», cuenta.

Parecido opina la doctora Lucía Godoy, académica de la Facultad de Ciencias de la Rehabilitación de la U. Andrés Bello, quien cree que este grupo es el más vulnerable. «Ellos están en una etapa donde necesitan sentirse valorados y actualmente todo es muy público. Hacemos las cosas para que los demás las vean», dice.

FOMO también se muestra como una necesidad de estar atento a las redes sociales para saber lo que ocurre a las personas seguidas, explica Jonathan Bronstein, psiquiatra de la Red de Salud UC Christus. Según el médico, esto ha sembrado una duda entre la comunidad científica: saber si FOMO desencadena adicción a la tecnología.

«Esta es la línea de estudio que está más en boga, porque necesitamos tener claridad de si esto puede ser un predictor de uso adictivo y así podríamos utilizar sus escalas para ver quiénes están en mayor riesgo», dice.

Un estudio realizado por la Universidad de Ámsterdam y publicado en noviembre pasado por la revista especializada «Computers in Human Behaviour» demostró el vínculo entre los sentimientos de FOMO de 402 adolescentes y un aumento del uso de Facebook. También arrojó que quienes presentaban los niveles más altos se estresaban al ser poco populares en las redes sociales.

Lo que se sabe con más seguridad, explica la doctora Godoy, es que en la primera etapa se sentirá ansiedad. Si se reduce el uso de internet, se estima que los síntomas podrían pasar solos. De lo contrario, agrega, se cree que el malestar iría en aumento.

JANINA MARCANO FERMÍN
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

LINK: http://impresa.elmercurio.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2017-12-31&PaginaId=7&BodyID=1