Las tecnologías de la información son la infraestructura base para que el mundo, tal cual lo conocíamos hace una hora, funcione; y aquello que transformará el mundo que conoceremos en la próxima hora.
En este contexto social, la educación, como cualquier sector productivo o de servicios, se ve afectada por la tecnología (Toffler, 2001). Pero, ya no solo es hablar de la tecnología como medio para lograr mejores resultados de aprendizaje (Berlanga, García-Peñalvo, & Sloep, 2010; García-Peñalvo, 2011); se trata de poner encima de la mesa la recurrente idea de que se está formando a los profesionales del futuro con las metodologías, las herramientas y las estrategias del pasado.
Ante esta realidad, los sistemas educativos deben preparar a nuestros jóvenes para vivir en el mundo digital, para lo cual deben de dominar un nuevo lenguaje sin el que se convertirían en analfabetos digitales. Por tanto, en la escuela no debemos formar únicamente en alfabetismo lingüístico y numérico, sino también en alfabetización digital (Llorens-Largo, 2015)
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