Si algo dejó claro la pandemia en materia de educación, es que las formas de educar son variadas y flexibles. Y una de ellas, la llamada educación a distancia, se ajusta bastante a los tiempos actuales.
Iniciada a fines del siglo XIX, en la Universidad de Chicago, cuando se formó el primer programa reconocido de educación por correspondencia en Estados Unidos, rompió con el esquema de encuentro entre un profesor y sus alumnos presencialmente en una misma sala como el único modo para aprender.
Hasta ese momento la educación era principalmente para los hombres de los niveles más altos de la sociedad. Estudiar a distancia daba oportunidades a quienes no eran parte de esa élite y que no podían pagar la residencia en una institución educativa. Con el tiempo, la radio, la televisión, y en la actualidad internet, fueron brindado esa posibilidad.
Sin embargo, la educación a distancia, independiente de la modalidad, fue vista como algo comercial y de menor categoría que la presencial. Incluso, en sus primeras etapas en Estados Unidos, se decía que “ofendía al sistema educativo”.
Crecimiento en el país
En Chile, los títulos y certificados totalmente en línea se han vuelto cada vez más populares. Los estudiantes en carreras online entre 2013 y 2018 aumentaron 266%.
En 2019, el 3% de la matrícula de la educación superior correspondía a ese formato.Y el año pasado, según datos del Informe de Matrícula en la Educación Superior en Chile 2020 del Ministerio de Educación (Mineduc), los estudiantes de primer año en los programas impartidos a distancia ascendieron a 18.478, lo que implica un incremento de 6,8% respecto de 2019 y de 94,7% en relación a 2016.
Esa situación contrasta, muestran los datos del Mineduc, con la matrícula total en educación superior, que en 2020 fue de 1.221.017 estudiantes, en pregrado, posgrado y postítulo, lo que representa una baja inédita de 3,7% respecto del año anterior. La cifra total de matrícula 2020 es la menor desde el año 2015, cuando alcanzó a 1.233.043
El paradigma de que la educación superior se limita solo al aprendizaje en el campus cambió producto de la crisis por Covid-19, explica Gonzalo Tomarelli, rector de uno de los primeros institutos profesionales acreditados en educación a distancia en Chile, Iplacex.
En comparación con el período prepandemia, en Iplacex han visto un incremento de 16,8% en matriculas online total. Buena parte ellas, dice Tomarelli, son trabajadores y trabajadoras, “porque la pandemia ha permitido un mayor uso de su tiempo, incrementando el modo de educación a distancia y adelantando los procesos u horarios para aprovechar más el día”.
Si en 2019 el horario peak de clases era a las 21 horas, actualmente es a las 18 horas. La pandemia y el teletrabajo han implicado una inesperada ganancia en calidad de vida, añade Tomarelli. Se han incorporado nuevos hábitos que benefician a los estudiantes, por ejemplo, las evaluaciones que se rendían el sábado en la mañana, ahora son los jueves y viernes. “Pueden planificar mejor sus tiempos y usar horarios que eran muertos, como el de transporte”, señala.
Prestigio y masividad
Paulo Volante, director del diplomado en Dirección y Liderazgo Escolar dictado por el Centro UC para la Transformación Educativa, Centre, comenta que notaron un alza ya en el segundo semestre de 2020 en las matrículas, “que no habíamos visto los años anteriores”.
La experiencia de entrenamiento rápido en herramientas online que tuvo la población en los últimos meses, apunta Volante, ha sido un impulso al formato: “Los usuarios se habituaron rápidamente y le perdieron el miedo a las distintas herramientas online”.