Un escenario que ningún ministro había enfrentado le tocó al abogado Raúl Figueroa, al mando de Educación desde febrero pasado: 3,6 millones de alumnos sin clases en 11.462 colegios durante meses. Todo debido a la pandemia de Covid-19, que aún tiene un fuerte impacto sanitario y económico en todo el mundo. Pero ya con el desconfinamiento gradual de las ciudades, el secretario de Estado explica a La Tercera que se duplicaron las solicitudes de colegios que quieren reabrir a nivel nacional (pasaron de 136 el 22 de septiembre a 209, el jueves pasado). También aborda la relevancia de que los sostenedores hagan esfuerzos para reabrir en zonas ya en desescalada.
Los efectos de la prolongada suspensión de clases presenciales son dramáticos, así lo recoge la evidencia nacional e internacional. Las brechas de aprendizaje se van a incrementar, el deterioro en ellos es evidente y el riesgo de deserción se multiplica. Podríamos tener tasas de deserción casi tres veces más altas que después del terremoto de 2010. Ante ese escenario, el Ministerio de Educación ha hecho todos los esfuerzos por acompañar el proceso de educación a distancia y mitigar estos efectos. Pero también ha quedado en evidencia que en la medida de que las condiciones lo permitan, recuperar la experiencia escolar es fundamental y debe ser prioritario. En ese contexto, evaluamos positivamente que diversos establecimientos pongan a disposición de los alumnos sus establecimientos. En las últimas dos semanas se duplicó el número de solicitudes para abrir escuelas a nivel nacional y en la Región Metropolitana se quintuplicó esa cifra. Por supuesto que estamos recién empezando y es un número acotado en relación al universo de colegios.
¿La mayoría son particulares y subvencionados?
A la fecha, un 30% de las peticiones para reabrir corresponden a colegios municipales. Lo que es complejo, porque donde más va a golpear esta crisis es en la educación pública, que también es la que se ha visto más perjudicada por la interrupción de las clases en periodos anteriores. Hay un dato: si no se vuelve a clases presenciales de aquí a marzo, un alumno del sector público va a llevar, en promedio, 15 meses sin ir a la sala de clases. Esto, tomando en cuenta la pandemia y que después de octubre de 2019, los alumnos dejaron de tener actividades, a lo que se sumó el paro docente.
Algunos plantean que el empresariado ha empujado a reabrir escuelas para que los padres puedan ir a trabajar. ¿Qué piensa?
Desde el punto de vista del deterioro de los aprendizajes, del desarrollo socioemocional de los jóvenes e incluso de la salud, las consecuencias de mantener las escuelas cerradas son evidentes. Me parece que bordea en el insulto pretender que las escuelas se deben abrir por razones distintas a las pedagógicas, teniendo evidencia tan fuerte en Chile y el mundo de lo negativo que es la suspensión de clases. El secretario general de la ONU (António Guterres) calificó la situación educacional como una catástrofe generacional, y, por lo tanto, pensar que los esfuerzos que las comunidades están haciendo para reabrir las escuelas tienen un objetivo distinto de entregar lo mejor a sus alumnos significa desconocer la realidad. Es ofensivo para quienes hacen ese esfuerzo.
FUENTE: https://www.latercera.com/nacional/noticia/raul-figueroa-salas-ministro-de-educacion-donde-mas-va-a-pegar-esta-crisis-es-en-la-educacion-publica/UHUZFPCPXBADPMQMVFKHCQHV5Q/