De los ‘compañeros del metal’ a los compañeros de WhatsApp

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Cuando el gurú tecnológico Shelly Palmer se enteró de que el mayor sindicato europeo, IG Metall, se había aliado con una pequeña organización de youtubers para reivindicar sus condiciones laborales ante el gigante Google, hizo la siguiente afirmación: “Estoy sorprendido de que los youtubers no hayan encontrado una forma de organizarse entre ellos más moderna que esta”.

Esto lleva a preguntarse si en los nuevos entornos laborales que están surgiendo de la revolución digital pueden existir otras formas de organización de los empleados y de reivindicación de sus derechos distintas del sindicalismo o, por el contrario, está ya todo inventado. ¿Sobrevivirán en un futuro los históricos compañeros del metal de los sindicatos en la reconversión industrial o se esperan nuevas formas de organización de los trabajadores en la era digital?

Una definición naif de lo que es el movimiento sindical se basa en un eslogan muy conocido: la unión (de los trabajadores) hace la fuerza. Y esa fuerza se ha demostrado, desde finales del siglo XIX, como la vía más efectiva, si no la única, para lograr avanzar en los derechos laborales y las condiciones de trabajo.

Esta visión que podría parecer descaradamente sindical es también la de muchas empresas, sobre todo la de las grandes. “La estructura de negociación en las relaciones laborales está basada en la representación legal de los trabajadores y cuando esta está ausente es complicado para todos”, opina Javier Hervás, responsable del Área Laboral de KPMG Abogados, acostumbrado a negociar los convenios colectivos de grandes y medianas compañías. Y descarta totalmente que exista una línea de pensamiento entre los empleadores destinada a acabar con el movimiento sindical.

Sin embargo, este engranaje de las relaciones laborales que existe en las grandes empresas no es el mismo que en compañías de menor tamaño y, mucho menos, en las nuevas formas empresariales como las plataformas digitales u otras pequeñas organizaciones.

En estos nuevos entornos laborales se han detectado varios factores que están dificultando la labor sindical. Fernando Rocha, de la Fundación 1º de Mayo, apunta cuatro de estas amenazas en el trabajo La intervención de los sindicatos de clase en la economía de las plataformas. La primera es la creciente relación formal de los trabajadores como autónomos en lugar de asalariados; la inexistencia de un espacio físico de trabajo; el rechazo a la figura del representante sindical tradicional, o la desactivación del trabajador que hace cualquier intento de reivindicación (cese de los encargos o, lo que es lo mismo, despido).

Trabajo invisible

Precisamente, este autor también llama la atención respecto al uso del lenguaje en las nuevas plataformas digitales. Denuncia la utilización de eufemismos de la palabra trabajo como bolostareasviajesintercambios e incluso favores. Todos ellos “pretenden, en última instancia, hacer invisible la relación laboral”, asegura Rocha.

Por tanto, la propia evolución del mercado de trabajo en los últimos años con la creciente presencia de las relaciones mercantiles en lugar de laborales entre el trabajador y la empresa (falsos autónomos) se ha convertido en la mayor amenaza del sindicalismo tradicional como forma de organización de los asalariados.

Las plataformas digitales de prestación de servicios como Glovo, Uber, Deliveroo, Cuideo u otras tantas “han individualizado hasta el extremo las relaciones laborales y buscan la dispersión para que no haya concentración de trabajadores y así no les podamos ni organizar ni ayudar”, explica Rubén Ranz, coordinador de Turespuestasindical.es, una web creada en el seno de la UGT para atender a los trabajadores de plataformas digitales y ayudarles con sus demandas judiciales y ante la Inspección de Trabajo contra sus empleadores.

Desde el mundo académico, el profesor de derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Valencia y experto en nuevas relaciones laborales Adrian Todolí coincide en que el mayor peligro para la organización de los trabajadores en un futuro será, por un lado, la precariedad laboral y, por otro, el modelo de trabajo por proyectos.