Yahoo!, así fue la caída estrepitosa de un coloso de Internet

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Yahoo! celebra este lunes su 25º cumpleaños con la nostalgia del coloso que fue para Internet. Un nombre propio, en mayúsculas. La web y los buscadores serían un espejismo sin su comparecencia. Su grandeza guarda escasa relación con esa exclamación tan distintiva al final del nombre. De la mano de sus creadores, Jerry Yang y David Filo, dominó la Red a finales de los 90 y hasta mediados de los 2000. Una época en la que el sector digital apenas gateaba. Pero de este reinado abdicó por una catarata de errores estratégicos. Muy visionarios para aquellos años y una caída como pocas se recuerdan.

“Era la gran referencia, el Google de la época por mucho que fuera un directorio de contenidos más que un buscador propiamente dicho”, explica Nacho Somalo, CEO de Lonesome Digital. Sus trabajadores, conocidos como surfers, recopilaban a mano el contenido publicado en la Red. Precisamente fue Google quien clavó más de un clavo en el ataúd de Yahoo. Desde que en 2002 unos 1.000 millones de dólares separaron a Larry Page y Sergey Brin, fundadores de Google, de venderle la compañía hasta el momento en el que el todopoderoso Yahoo! reconduce las consultas que no tiene indexadas a su web. “Yang y Filo fueron pioneros en la idea de un concepto tecnológico, pero se olvidaron de desarrollar su producto. Esto debilitó su modelo de negocio”, argumenta María Teresa Ballestar, investigadora en ESIC.

Un empleado de Yahoo! el 15 de marzo de 1997 en San Francisco
Un empleado de Yahoo! el 15 de marzo de 1997 en San FranciscoERIC SANDER / GETTY IMAGES

Salió casi ileso de la gran crisis de las puntocom de principios de siglo, que frenó en seco el crecimiento del sector y pinchó la burbuja creada en torno a la web. Pero el final de los días de vino y rosas, como demostró su relación con Google, fue la vanidad ante los competidores. En 2006 intentó comprar Facebook por un precio irrisorio y, dos años después, rechazó vender a Microsoft la compañía, ya en horas bajas, por 44.600 millones de dólares. “Su error fue pensar que eran los mejores, que no tenían que mirar hacia fuera. No buscarías en un buscador que no fuera el número uno; y Google terminó siéndolo. En Internet solo vale ser el mejor”, zanja Somalo.

La innumerable sucesión de directores ejecutivos, como Scott Thompson, que apenas duró tres meses en el cargo; los bandazos estratégicos; las dudas con respecto a qué era Yahoo; y compras millonarias de startups que se quedaron en eterna promesa, como Flickr y Tumblr, agravaron aún más la hemorragia. “Yahoo perdió demasiado tiempo despistándose en definir a qué quería jugar. Necesitaba una visión clara de hacia dónde ir”, comenta Javier Rodríguez, que trabajó ocho años en la compañía y fue el vicepresidente europeo de negocio hasta 2008.

Y es que lo mismo era un portal de noticias, que un buscador, que un agregador de servicios financieros o un correo. Como recuerda Miguel Ángel Díez, antiguo trabajador de Yahoo, el servicio de correo electrónico contribuyó a la caída de Yahoo. “Gmail lanzó un servicio gratuito de un giga cuando nosotros liderábamos el mercado junto con Hotmail, de Microsoft. Se montó un gabinete de crisis para solventarlo. Reaccionamos un año después y lo único que hicimos fue aumentar la capacidad a 250 megas. Ahí fue cuando pensé que algo iba mal”, sostiene.

Demasiado visionarios para la época

Jerry Yang, fundador de Yahoo!, en 1996.
Jerry Yang, fundador de Yahoo!, en 1996.

Al cúmulo de despropósitos todavía le resta algún capítulo, pero no nos adelantemos, como sí hizo Yahoo! a su época. Yang y Filo fueron unos grandes visionarios, aunque en el momento inadecuado. Entornos de trabajo tan reconocidos hoy en día como el famoso futbolín de Google se quedan pequeños para lo que sucedía en estas oficinas. “En verano íbamos en chanclas. Las corbatas no existían. Cuidaban a los empleados como a nadie. ¡Hasta había una cancha de voleibol en la sede de Estados Unidos!”, exclama Miguel Acosta, que pasó por Yahoo Europa de 1999 a 2004. “Para mí fue un poco de choque cultural. Teníamos fisioterapeutas que venían una vez a la semana para quitarnos las contracturas. Hacían cosas, como de control de producto, que no vimos hasta una década después”, describe Jorge Sainz, cuatro años en el equipo de finanzas de la multinacional.

Los productos que Yahoo! puso a disposición de los usuarios también llegaron antes de lo previsto. Sabían del potencial de Internet y colocaron la primera piedra de servicios que pocos años después tuvieron un éxito indiscutible, aunque fuera de la marca Yahoo. Briefcase, similar a Dropbox; Launch, parecido a Spotify; Geocities y Grupos, precursores de Facebook; PayDirect, un clon de PayPal; y MyYahoo, que integraba el saldo de los bancos. “Teníamos absolutamente de todo, pero no supimos adaptarlo al mercado. Éramos tan importantes que las empresas se pegaban por hacer negocios con nosotros. De hecho, querían anunciar cuanto antes estos acuerdos porque al momento subían un 20 y 30% en Bolsa”, afirma Acosta.

Fuente: elpais.com